martes, 13 de octubre de 2009

En esta enorme muesca
del tiempo que se llama aniversario
me tienes,
como la flor posee a las raices.

Y aquí los dos llegados
para decir con cuerpos que la piedra se hizo carne.

Quizá no recordemos la romántica mitología de otro invierno...
pero es la misma lágrima,
te llamo amor y aún algo se retuerce.
Y duermo entre todos los cacharros
que te recuerdan que ahora existes,
jirones de tu vida, alguno por inventariar.

Porque hay lluvias que suenan
como la porcelana de tus desayunos,
te digo que es difícil y es hermoso
mascar el tallo de esta fecha
venida como el baile de la fruta madurada en una rama incrédula.

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