lunes, 24 de mayo de 2010

homenaje a L.C.B., A.G. y L.G.M.

Se ríe,
como un dolor reciente descansa en la memoria,
su cuerpo permanece, sobre el mundo.

Le hubiera odiado, claro.

Su ordenador, los marcos que prefiere,
catálogos sin orden, custodiados
en los rincones accesibles del  olvido.

¿Le hubiera adivinado
por esta exactitud de sus objetos,
por los pinceles de su neceser?

Si hubiera de reconocerle hoy
mirando libros en su estantería,
abriendo los cajones de su ropa,
¿hubiese predicho
                            este dolor?

¿O qué mujer haría
entre sus tallas y el color finísimo
de algún cabello suyo extraviado en las sábanas?
¿Daría esa mujer
sin ojos tanto amor?

Yo buscaría en los cristales toscos
de la vajilla de los lunes fríos
una templada marca del vaho de su boca,
una manera extraña de sentarse
dejando pliegues negros de charcos en las sillas.

Después de imaginarle, haberle amado,
vendrían las fotografías, todas;
luego su voz, perdiendo la vergüenza el llanto
y la moneda clara de  su cuerpo,
anticipando umbrías manías soportables.

¿Y le amaría yo?
¿O quién seríamos nosotros sin
literatura?

1 comentario:

tercera_espectativa dijo...

dureza, por favor, que he tardado dos noches(no enteras). no quiero volver a tardar tanto en escribir un poema