domingo, 30 de mayo de 2010

Albada

J. G. B

La alondra llega, general de azufre,
hay flores de aluminio en las costillas.

¿Quién busca todavía la esperanza
en este aciago mar de ojos hundidos?
Seguramente somos
los peores inocentes de la historia.

Levanta, nada importa.
Y eso no te lo quitará ya nadie.

En un abrir inmenso de tus ojos
irrumpe un día nuevo,
sus eslabones y palomas torpes,
aroma de cacao, sexo y café,
pereza fría en la ventana al sur,
anuncios por palabras en el aire.

No puedo no pensar
en Jaime Gil de Biedma.

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