martes, 8 de junio de 2010

Sus ojos
desnudos
en la ventana:

Un celo, una cadena, una paloma mutilada
sobre los hombros. ¿Cuánto
más tardará en decirlo?

Sus huesos hablan el idioma de las estaciones.
De madrugada,
descalza como un niño,
sudando pesadillas,
pisaba la piel arrugada de los charcos.

El truco obsceno de los nuevos uniformes
sedujo
sus manos,
sus ojos
desnudos
sobre el mantel.

Solo un paisaje de tachuelas desprendidas,
bisutería rota,
vajillas sucias, nubes sin llover.

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