jueves, 17 de octubre de 2013

un dios soez

Un día fue la luz
y las pupilas se abrasaron
de tanto horror, de tanta atrocidad desnuda.
Y el tiempo que perdemos mirarlo acumulado
en forma de tumor,
de huesos atrofiados,
de ganglio sospechoso,
de atasco en las arterias.

Hijos sin nombre, padres olvidados,
tierra cubierta por un polvo yermo.

Un día fue la luz,
y me espantó la vida.
Y vi a mis hermanos convertirse
en el carbón más negro
listos para quemarlos
para más gloria de

un dios soez.

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