sábado, 4 de octubre de 2008

Puertas

Existe un tiempo entre dos salas, un idiota
con mil lenguajes y una firme decisión
simplista de nombrarlo pasillo.

Nombra pasillo
al cadáver de unos tacones -habitación 206
o 408-.

Un tipo extraño deja flores en la puerta,
él sabe de la muerte y la derrota que supone
una canción insuficiente,

el silencio premeditado
de dos puertas cerradas y deshabitadas de esperanza,
frente a frente, como antiguos aliados
que hoy se declaran la guerra.

También hay una línea con su idiota
repleto de un cariño pueril
que nombra verso a la salida de emergecia
en medio del incendio.

Las nubes
se superponen a la dialéctica,
un mar evaporado les persigue y en el cielo
no hay puertas donde esperar armado.

Hay una llama amoral en todo lo apagado
como hay uan mujer desnuda al fondo
de todos los espejos
y vidas naufragadas en las fuentes sin epidermis
que reciben como iglesias monedas de superstición.

En el paréntesis del mar
las puertas firman con sonidos oxidados una tregua,
el fuego baila en las manitas de algún niño
y dejo la propina
al servicio de limpieza que expande
olor a pino en el cadáver.

1 comentario:

Las siete vidas de una gata dijo...

estás en una fase densa y espesa, pero pintas una imágenes que callan cualquier voz. Tas mutando chavalín, ya no padeces de la crisis de los 40 con 21, te zambulles en la de los 70!!!! deja de crecer joder y disfruta de ser un puto crío