viernes, 6 de marzo de 2009

La silla manteniendo la mirada,
espera porque sabe
que el mar
no calma este vacío.

Las aves nuevas y los niños desafían a la tarde
y, sin perder,
Aitor está notando el mediodía de cristal
de furia triste
volviendo de las clases con mochila.

...............................................................Son
más de las dos y media. Bienvenido, este era
aquel color
que no sabías dibujar.

A veces sueña
que aquello no ha pasado y que el cielo
le mira todavía azul.

Aitor no se lo creía, si al menos
no le hubiera costado tanto echarse a llorar,
creérselo...

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