lunes, 26 de abril de 2010

Una almohada de sal,
cansancio de bosque desnudo,
la cicatriz de la pared
-heridas húmedas en la pintura.

Medio refresco y prisa es algo grave,
burbujas de negro charol
en una noche
que cuelga del racimo
de todas las tristezas.

Porque es hermosa y tersa,
sangrienta, uva de carmesí.

Los sueños se me salen de los ojos
con tu ropa tendida
y con las palmas cóncavas,
con los cafés templados de febrero.

Termina tu parte del trato,
puedes dejar las llaves al vecino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué cosa más guarra de poema. Cómo me gusta.