martes, 8 de junio de 2010

Para Rubén y Leiva,
allí donde estén, por lo aprendido

Lunas de miel y Rock & Roll, olías
a música en directo,
tus muslos eran como un continente
herido por el mar hasta las islas
que eran abiertos muy de madrugada.

Tú con tacones, yo con zapatillas
y los edenes bajo los pies crecían rápido.
Yo no recuerdo tanto alcohol, los viejos
no recordaban nieves semejantes.

Creímos en nuestros flacos mesías
pegándonos en cada
rincón de aire. Los escaparates
entonces comenzaban a extinguirse.
Fui música contigo.

Brillaban en tus ojos los letreros
nocturnos si robábamos la cama
-que triste hoy el sonido de los látigos
de lluvia en la ventana
o de la oblea del cuerpo y el deseo.

Las calles los domingos,
ginebra helada en las aceras, todos
huían antes que nosotros dos.

Hoy es domingo amor, a treinta grados
sudamos sobrios la melancolía.

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