los uniformes del invierno
traerán la pena encima de sus hombros
pero la falda igual de corta.
los guantes
atentarán contra las pieles
y las bufandas anchas
-en clase, en la oficina, siempre puesta-
dirán impertinentes
que anoche fuiste amada y te avergüenzas
de las violetas que dejaste huir,
entre suspiros,
de los acantilados
de tu garganta.
y triunfará el invierno
y triunfará el amor.
la espuma seguirá brotando
del labio y la botella de champaña,
del vientre y de la herida supurante,
y cambiarán de nombre las orillas
para llamarse nieve,
subir del pie a la mano
y masticar la boca de la adolescente.
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