A Allen Ginsberg
Quisiera tener frío, andar desnudo
por los histéricos, tristes tejados,
colérico y real, envenenado
y desintoxicado de este mundo.
Quisiera otra cabeza y no es la tuya
para sacar sus ojos y mirarme
y comparar mi estupidez con vuestra puta madre:
imagen, silicona y razón pura,
economía, envidia... a ver quién gana.
Por mí, podeis seguir viviendo -cambio
la eternidad de vuestra mala baba
de horarios y de marcas registradas
por el precioso y rojo don de un labio,
la helada en mi cabello esta mañana-.
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