viernes, 28 de noviembre de 2008

Cuando te vistes

A tí, que sabes
las letras de tu nombre y de mi cuerpo


Cuando te vistes,
cuando decides que es el tiempo
de echarte encima el peso de un horario
y te levantas
llenando las sábanas
de inanimados seres
alados,
almidonadas mariposas estampadas,
y en pie, sin tregua,
te estiras como un gato con pereza,

partes
la luz de la ventana en dos mitades desiguales,
injustas
..............con todo tipo de deseo.

Entonces aparece
el sentimiento inútil de tu hurto,
mientras te buscas
los calcetines bajo la camiseta
o las braguitas en los pantalones, dentro
de la pernera próxima
a tu estrangulación.

Y tiras de la manta y me destapas y te ríes
porque vivir parece,
...............................al menos hoy,
................................................... rentable,
y porque en cada movimiento
estorbas como en juego, exacta y precisa,
mis movimientos hacia tus botones.

Removiendo luces
la cama se deshace,
terminas debajo de mi boca, piensas
en la mujer que tiende en la terraza,
si no es mejor
volver a levantarse, reincidir
acaso por tapar nuestro desnudo
con la persiana,
pero es tremendamente tarde para todo.

Quizá mañana
regreses a tus asuntos.
Hoy no,
podrás salvar el mundo al desaparecer
las hojas de la acera de este día
mañana
o cuando te abandone,
hoy no,
pues tienes que volver a desnudarte
y a sentir la piel de la serpiente,
a devolverme
el mordisco en las costillas, la pasión
de un rostro desarticulado, el estoicismo
de la resca y la pepita
dorada.

Hermosamente te repites y lo acepto
porque eres tú, la misma
mejilla,
.........igual los labios y el desorden
rojo
de tus cabellos
tocados por la luz sin esquivar,

y tus pequeñas manos,
y me haces el amor con el mismo amor,
el mismo sexo, lo mismo
que nunca sabe ni parece igual,
cualquier final es aceptable,
con esa
pasión, ese respeto
de las almas
suicidas,
del pensamiento fluorescente... y me decido
a firmar
mis verbos en tu nombre:

me encanta cuando te levantas y te vistes
porque sabes
que siempre se nos hace pronto
y vuelves a acostarte
y dices buenos días
al despertarme para
que te abrace con más fuerza, y te encuentro
vestida para el nuevo asesisato.

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