domingo, 23 de noviembre de 2008

La búsqueda del sol,
la apocalypsis
de videoclubs cerrados
y todos los cristales siempre
a punto de romperse de su aliento.

Después ya nadie
caminará.

..............Porque no asfixia la ciudad
existen los domingos,
con su sofá y su mantelería,
plagados
de estúpidos paseos,
preciosidad sin rumbo.

Aunque también cuando atardece -
y eso
sucede pronto en los inviernos-
se pone
un gesto triste
y de ciudad invertebrada
echando dientes como lunes.
Babea los penúltimos instantes.

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