jueves, 25 de diciembre de 2008

1. K.

Repaso las paredes mientras pierdo
la fe
en las fotografías.

No toco nada, no
estoy pensando en nada.
Tan solo me vacío, pierdo
la fe mientras me miran desde el fondo del reloj
las horas,
la sal prostituida
de una sorisa falsa.

Si ayer me hubiese emborrachado,
si hubiera provocado un accidente
de tráfico, una pelea,
o si hubiera llamado a alguna de esas chicas
que tienen
mi número y esperan...
si hoy tuviera una buena resaca, de esas
que no te dejan
imaginar
mujeres bellas y desnudas...

No tengo nada que arreglar.
Este agujero, este vacío
se calmará en silencio y sin ayuda y cuando vuelva
le estaré esperando porque sé
que
siempre
regresa.

Tan solo voy perdiendo mi fe
sin dioses,
sin disculpa. Miro apasionado
el humo que tranquilamente sube de mi labio al cielo
desocupado y macilento.

Las articulaciones no funcionan bien
y se carga el ambiente
curioso con mi estado. Los que faltan, faltan.
No se puede
vivir en el recuerdo, por hermoso que resulte, porque la memoria
es demasiado abstracta para contener
lluvia o luz,
no puede mantener la vida. Mientras me olvido
muero un poco nada grave.

Mientras escribo este poema me sorprendo
queriendo ser feliz, por una vez,
por última vez.

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