miércoles, 10 de diciembre de 2008

Demasiada luz a medianoche

No dejas
ninguna esquina intransitable
entre mis dientes y tu piel.
A cambio,
prescindo de la tregua,
rebaño calles
dudosas y manchadas con jirones
podridos de rodillas
desolladas y besadas,
igual de tiernas y feroces.
Pero es solo a veces, cuando
a media noche
está ya oscuro el día,
como un entierro sin visitas,
o cuando las ausencias se convierten
en oportunidad
y sacas
-son estas las mejores veces-
llaves prestadas o de hotel
del fondo de tu bolso.

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