martes, 30 de diciembre de 2008

Sobre como me compré mi Vespa, ayuné cada noche, bebí cada sábado y otras cosas que me hacen feliz y dicen que acabarán conmigo

Entonces no buscábamos amor,
y fue molesto acostumbrarnos tanto.
La misma herida
poblaba
costados diferentes.

Tu nombre se hizo luz en los teléfonos
y plomo en las facturas.

Tú te dolías -nada grave, pero
no puedo resistirme a unos ojos tristes-
te preocupaba
tu libertad, el mismo hada
que me sembró de fuego.

Y como te pusiste de mi lado,
el tiempo se hizo estrago en la memoria.

No hay comentarios: