lunes, 15 de diciembre de 2008

Ups!

Este dulce
sufrir que callo
entre la niebla, el equinocio de tus ojos
y el solsticio de diciembre,
que se despista entre tus piernas como un niño
en las rebajas
llorando
silencio y miedo, quieto.

Me escondo a tiritar cuando tus manos
conversan con mi labio
-tú no lo sabes-,
me miras tierna de pasión
como una nube triste.

El día prevalece aunque tú no sonrías,
me eliges prematura
para esparcir
una conversación desarable, un
mal día;
y yo
me siento alegre
como la lluvia sobre los felinos,
abiertos faros amarillos
de una ciudad
pequeña y sin orillas practicables.
Me asusto y corro
a esconderme en tu melena.

Y escondido y tiritando
aún te miro y tiento
la luz, rincones y me sale otra palabra que arrancarte.
Te estoy hablando a ti,
pero no deberías saberlo.

Creo que se llama miedo.

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