domingo, 15 de marzo de 2009

Observo al hombre
que cuelga de sí mismo.

Sin duda ha de sentirse afortunado:
una mujer hermosa
camina junto a él y me imagino
su historia.

El tiempo está acostado en su piel
hermoso como una paloma limpia.
Quizá la educación
parece inteligencia -vivimos
tiempos groseros,
la Creación es el idioma de un insulto- y solo
muy cerca huele
a su perfume habitual.

Yo me pregunto cómo serás tú
-si es que no cumples tu promesa de suicidio-
ya cuando la feroz sonrisa y las lágrimas precoces
escarben en tus sienes,
su tú también harás feliz a un hombre,
y sé que seguirás igual de bella
que todas
las flores que dejas cabizbajas, pensativas, pura
melancolía.

A cuántos más vas a partir el corazón,
si tú también serás feliz,
o si reclicarás estas palabras que hoy me dices.

No me recordarás, estoy seguro,
acaso un día
nos cruzaremos
o me tropiece con alguno de tus hijos.
Entonces sí.

Lo pensarás, este el chico
aquel, el que escribía.

Nos miraremos y no diremos nada porque
habremos comprendido que pudimos
ser más felices.

Tú seguirás hermosa porque eres
de cobre,
yo seguiré tan solo como ahora.
Quizás a mí también me acompaña otra mujer hermosa.

1 comentario:

Las siete vidas de una gata dijo...

tal vez yo haya sido una mujer hermosa