viernes, 5 de diciembre de 2008

Crueles Intenciones

Así,
sitiados por postales de revista,
amamos,
y nos enamoramos de un paisaje
alrededor de un cuerpo
y de una simpatía insostenible.

Se piensan y se pactan
fotografías,
la fecha, la estación, la lluvia,
algún lugar común.

................................A cada amante
le dí una ciudad,
un continente de su talla, una ilusión...

Yo sé que hay muslos que imaginas en Venecia,
ojos elíseos sin su triunfo,
mediterráneas manos muy atlánticas
y vientres que se parten
como bahías
en rascacielos encendidos de las noches de New York.

Fue así.

Hoy sé que quien se aferra así a un sueño
no puede sostener su realidad.

Lo más difícil es premeditar un labio
hundido
en el calor de tu café,
la herida, al filo de una taza, de carmín
cada mañana
en cualquier lugar del mundo
-posiblemente cerca-,
en cualquier hora de sus días.

Desayunemos, pues, -quizás mañana- juntos.

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