domingo, 4 de enero de 2009

Familia

Me gustan las literas porque huelen
como mi hermana -aunque mi hermana,
la que olía
igual que las literas, ya no existe.

Hoy he bajado a por tabaco. Últimamente
fumo en exceso,
porque me calma. Aunque no fumo
dentro de mi cuarto.
A veces viene el aroma
de mi litera,
no quiero
que huela a tabaco cuando regresa
algún recuerdo de mi infancia.
Ahora tengo
un cuarto para entristecer a solas.

Un día tuve
un cuarto.
Olía a cerrado y un poco a humedad y frío.
Era mi cuarto
de ser feliz. No ha regresado en mucho tiempo.
Era otro cuarto donde no importaban
las condiciones laborales,
las hipotecas, la política, el paro ni la guerra. Y nadie
había oído hablar sobre el Euribor.

Crecí muy tarde. Algo a deshoras
me convertí en padrino.
Viví con dos mujeres. Tuve
una relación estable y una larga historia.

Mi madre nunca conoció a ninguna.
A una no la vio,
a otra no le hablaba mucho.
Después supe también
que papi
tampoco estaba muy de acuerdo.

Ayer compré vodka
para pasar la noche
con la mujer
que más daño me ha hecho.

Otra mujer, que lentamente se hace vieja,
no aprueba
ningún tipo de compromiso.

Tan solo dentro de una casa inhabitable
se puede comprender la soledad.

En el aceite
del quemador
una etiqueta reza
"flores de la primavera" pero
es como si las flores
hubieran atrancado un sumidero
y huele
a flores putrefactas.

No tengo cuarto,
me duermo de prestado.
Funciona,
de momento,
en lo que a la intemperie se refiere.

3 comentarios:

Doxa Grey dijo...

Probablemente, de lo mejor que te he leído.

Las siete vidas de una gata dijo...

yo tambien tuve mi litera.... te veo al final leyendo libros de esos que no tienen ilustraciones y duran mas de 10 paginas. no crezcas

Anónimo dijo...

¡Jo!

Sigues como siempre...

Con letras buenísimas...

Estherbis